miércoles, 21 de marzo de 2012

La serotonina, vigilante de nuestros impulsos

Podríamos distinguir dos tipos de tilt distintos, el fuerte y suave. Durante el ataque del tilt fuerte seríamos capaces de destruir cosas. Podemos aporrear la mesa, el teclado, romper la pantalla… Es un tipo de tilt en el que no podemos o no sabemos controlarnos en absoluto. El tilt suave, incluye el sentirse incómodo o el no estar bien alimentado o descansado. En este tipo de tilt, mucho más común por su reiteración, influye determinantemente la serotonina. Nuestras neuronas se comunican unas con otras utilizando neurotransmisores. Esto son sustancias químicas que controlan el estado de ánimo en que nos encontramos y también nuestra memoria. La serotonina es uno de ellos. Se sintetiza principalmente en zonas del tracto gastrointestinal, y en menor medida en el cerebro. Este neurotransmisor ayuda a regular la inhibición de la agresividad o de la ira, y desempeña un papel muy importante en tu humor, tu sueño, tu sexualidad, tu apetito… ¿Qué pasa si mis niveles de serotonina descienden? Pues probablemente que no serás capaz de modificar comportamientos negativos, sobre todo si alguna vez tuvieron efecto positivo. Como aquella vez que jugaste 15 horas seguidas y extenuado, sin saber prácticamente qué hacías, en la última mano ganaste tres cajas. O como cuando te dio esa impresión de que ibas a ligar color (y lo hiciste) y pagaste un all-in de cinco veces el bote en flop… Jugar al poker, casi por definición, hace que tus niveles de serotonina bajen. Porque el perder desciende irremisiblemente la cantidad de este neurotransmisor que circula por tu cuerpo. Y jugando al poker se pierde, al menos parcialmente, manos sueltas. Y según van bajando los niveles de serotonina, van despareciendo las inhibiciones del comportamiento. ¿Me estoy emborrachando? Esta es una explicación que puede ayudarte a entender por qué en ciertas situaciones te es tan difícil tomar la decisión correcta. Por qué a veces haces click (online) o dices “call” (presencial) de manera como automática. Todo el proceso de evaluación y decisión parece haber desaparecido por completo. Tu cerebro solo busca recompensa inmediata, y esa está en el bote. Y tú no has sido capaz de inhibir su respuesta basándote en el alto precio a pagar. Ya no te quedaba serotonina suficiente. Lo peor no solo es esto, incluye también tu vida fuera de las mesas. ¿Notas cómo no puedes dormir tras alguna sesión deficitaria? O incluso aunque haya sido propicia, recuerda que siempre suelen descender los niveles debido a las manos individuales. La serotonina regula muchas cosas, como has podido leer. Tu energía, tu sueño, tu apetito… todo se verá afectado. ¿Y qué hago yo ahora? ¿No hay solución? ¿Mi camello venderá serotonina? Bueno, esto no es así, o no debe serlo. Descansar un día suele ser suficiente para que tu cuerpo recupere unos niveles normales. Por eso lo que te parece el fin del mundo hoy puede dejar de serlo pasado mañana. Un estilo de vida saludable, el deporte, las relaciones sociales… Son elementos que estimularán tu producción de esta “hormona de la felicidad”. No debes nunca desecharlos. A veces los “posponemos” en virtud del estudio o el juego, pues nuestros resultados en las mesas no están siendo buenos y queremos esforzarnos más. Esto puede ser un error, quizá lo que nos convenga es olvidarnos un poco del poker y cultivar la otra parte de nuestra vida durante un tiempo. Volveremos en mejores condiciones, seguro. También existe el triptófano, un aminoácido esencial, que ayuda a activar la serotonina. Es abundante en el maíz (hay incluso un tipo enriquecido con más triptófano) o los garbanzos. Igualmente existen suplementos de triptófano, pero están prohibidos en algunos países ya que se consideran una droga. (¿Puedo preguntarle ya a mi camello?) Con este artículo, pretendo dar una visión más práctica de algo tan subjetivo como las sensaciones o los procesos de decisión. Utilizando estas bases, podemos ayudarnos a auto-explicarnos las razones de nuestros actos, y de esta forma ser más conscientes de nosotros mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario